Tenemos asumido que los seguros nos permiten vivir tranquilos y que lo mejor que nos puede pasar es no utilizarlos nunca. Ahora… ¿sabes qué contratas, o cuáles son tus derechos y obligaciones?
Lo primero es el contrato de seguro (póliza). Tú pagas una prima a cambio de unas coberturas e indemnizaciones que percibirás si llega a producirse el siniestro. En la póliza debe identificarse la aseguradora, el asegurado, qué aseguramos y cuánto vale, qué cantidad pagaremos por ello y la duración del acuerdo.
Supongamos que se produce un siniestro. Tienes 7 días para comunicarlo. En nuestra correduría nos encargaremos de gestionar el siniestro con la aseguradora, pero debes contarnos qué ha ocurrido antes de que expire ese tiempo.
40 son los días en que la compañía abonaría el importe mínimo de la indemnización (puede ser una cantidad monetaria o la reparación o reposición del objeto asegurado siniestrado). Ese plazo podría ampliarse por motivos ajenos a la voluntad de la compañía como, por ejemplo, la falta de documentación.
Los contratos tienen una duración determinada, normalmente un año, también se suelen incluir las prórrogas, que cualesquiera de las partes podrán oponerse mediante notificación escrita con 1 mes de antelación por parte del tomador (quien paga el seguro) o de 2 meses por parte del asegurador (la compañía).
Fuente: Más vale prevenir que lamentar